Los micro-organismos que habitan en la tierra se encuentran de forma natural en diferentes ecosistemas, entre ellos, los acuáticos. Algunos de estos micro-organismos (dentro de los cuales se encuentran los virus, bacterias, protozoos, entre otros) se denominan micro-nadadores, ya que se desplazan dentro del fluido que los contiene para alcanzar, por ejemplo, zonas en donde existe una temperatura que favorece su desarrollo o lugares donde se encuentren disponibles los nutrientes necesarios para su metabolismo.
Para estudiar su dinámica de movimiento, Lighthill y Blake plantean el modelo de squirmer, en el cual los micro-nadadores son representados como esferas que se desplazan gracias a un campo de velocidad tangencial generado en su superficie. Este campo de velocidad tangencial permite modelar micro-organismos cuyo mecanismo de propulsión se encuentra tanto en la parte posterior (denominados pushers, por ejemplo E. coli) como en la parte anterior (llamados pullers, por ejemplo C. reinhardtii).
Debido al tamaño microscópico de los típicos micro-nadadores biológicos, el modelo de squirmer fue inicialmente planteado para flujo Stokes. Sin embargo, en ciertos casos (por ejemplo, partículas foréticas u otros nadadores biológicos de mayor tamaño) el efecto de la inercia podría ser importante. La importancia de la inercia es medida a través del número de Reynolds, que representa el cociente entre las fuerzas de inercia y las fuerzas viscosas.
EFECTO DE LA INERCIA Y EL CONFINAMIENTO EN EL MOVIMIENTO DE SQUIRMERS